En la actualidad es común hablar sobre la
controversia que causa el tema del aborto. Por una parte tenemos a
organizaciones como la americana “Planned Parenthood” o “#YO ABORTE” que
difunden la idea de que el aborto es algo normal e, incluso, un derecho de las
mujeres. Pero, ¿realmente es esto algo normal?, ¿es una solución efectiva y
beneficiosa para la mujer?, por otro lado, diversas investigaciones como
“Disordine da stress post traumatico e aborto”, o “Nacer y morir con dignidad.
Bioética” nos presentan un panorama totalmente distinto, en donde el aborto
resulta ser un acontecimiento doloroso y causante de culpabilidad que hace que
la mujer sufre estrés, un estrés que compromete tanto la salud física como
mental.
Creemos que el aborto causa más perjuicios a
la mujer que los supestos beneficios que ofrece.
“Planned Parebthood” nos dice que:” el
aborto inducido en forma legal no causa problemas de salud mental”. Y presenta
al aborto como una solución ante embarazos no deseados y/o no planificados.
Inclusive, dice que: “el aborto es un procedimiento relativamente benigno en lo
que respecta a las consecuencias emocionales”. Otras organizaciones como “#YO
ABORTÉ” que cuentan casos de mujeres que abortaron y están convencidas de haber
tomado la mejor decisión, que “se quitaron un peso de encima”.
“Los cuerpos del bebé y la madre están
conectados física y, por consiguiente, psicológicamente, ya sea este un bebé
deseado o no. Por eso es inevitable no penar la muerte del bebé” (Ney, 1997).
Abortar conlleva una reacción biológica ante el estrés acumulado por el suceso
traumático que puede convertirse en distrés (monto excesivo de estrés): una
afección que altera el sistema inmunológico. (Mc. Ewen). Y, de no realizarse el
duelo, se desencadena un proceso patológico (cuadros de bulimia, trastornos neuro-vegetativos,
ideas recurrentes de muerte, pensamientos suicidas, etc.).
Sabemos que el aborto legal constituye la
quinta causa de muerte de gestantes en los EEUU. El riesgo de cáncer de mama
casi se dobla después de un aborto, estas mujeres tienen un riesgo relativo de
2,3 de cáncer cervical comparadas con las mujeres que no han abortado.
Aparentemente, se debe a los cambios hormonales. Entre un 2 y 3% de ellas
sufren una perforación del útero que puede complicarse. Las adolescentes son
más propensas a sufrir de un desgarro cervical. Y corren el riesgo de
complicaciones en embarazos posteriores, tanto para ellas como para el bebé.
Por todo lo expuesto, creemos que las
mujeres tenemos el derecho de recibir información verdadera sobre el aborto y
sus consecuencias, así como que debemos saber discernir entre las ideas que nos
transmiten diversos medios, personas y organizaciones respecto al aborto.
BALBOA Y POZO
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